Una historia que merece la pena contar.
Desde niño llevo viendo estas máquinas en la imprenta de mi familia. En funcionamiento tienen una capacidad casi hipnótica de atraer tu atención. El movimiento de las aspas es casi orgánico y recuerda al movimiento de los brazos de aquél gigante que a Don quijote que le hacían sentir a la vez miedo y fascinación. No puedes hacer más que ir hacia ellas y querer dominar al monstruo, entablar diálogo y hasta llegar a bailar, entendiendo su armonía, para que surja la magia de la impresión letterpress, imprimir piezas increíbles que en muchos casos cuentan grandes historias de amor en forma de invitaciones de boda.
He encontrado en Internet este interesante texto que cuenta la historia de estas máquinas, las Minervas Heidelberg, está redactado por Rezen Gráfica y muy amablemente Jânio me ha dejado reproducirlo. Espero que os guste y os resulte interesante. Manuel
Reflexionando 103 años atrás, cuando las Minervas Originales de Heidelberg marcaron el comienzo de una nueva evolución en la industria de la impresión, el trabajo manual del impresor fue prácticamente eliminado y la velocidad de impresión aumentó significativamente. Estos avances fueron pasos cruciales para aumentar la productividad de la impresión y la calidad del producto impreso.
La introducción del rociado de polvo, el lavado automático de rodillos, la lubricación central y los rodillos de goma fueron innovaciones que ninguna otra máquina de impresión del siglo XX impactó tan profundamente como la Minerva T.
Una característica particular de esta máquina es el soplado y la succión de las ventosas neumáticas, que levantaban la hoja en el alimentador.
El apodo «Molino de Viento» se debe a la forma similar a un molino de viento de los brazos de pinza que transportan la hoja desde el alimentador hasta el área de impresión y luego a la mesa de entrega. Sin embargo, este sistema no fue inventado por Heidelberg.
Con la automatización, la Minerva ya alcanzaba una velocidad de 3,000 hojas por hora en 1921, el año de su lanzamiento, exactamente hace 103 años.
Con la Minerva, se puede imprimir, troquelar, perforar, estampar en relieve y numerar, con algunos modelos también equipados con dispositivos de estampado en caliente. Desde su lanzamiento, la Minerva Heidelberg ofreció numerosas mejoras sobre su competencia.
Contaba con un accionamiento eléctrico incorporado en la máquina, alimentación automática de hojas y transporte con entintado integrado suministrado por un depósito de tinta en lugar de una placa, permitiendo un suministro continuo de tinta. Esta innovación crucial y la alimentación y transporte automáticos de hojas no fueron desarrollados por Heidelberg. Esta invención fue de un impresor de Colonia llamado Cilbe, quien vendió la patente de los brazos de pinza con forma de molino de viento a Heidelberg, permitiendo que la Minerva T se convirtiera en un ícono de la industria. Fue gracias a la eficiencia de este sistema de pinzas y a la velocidad de impresión que la Minerva automática de Heidelberg, modelo T, se convirtió en un éxito de ventas mundial.
La Minerva Heidelberg se producía en formatos de 26×36 cm y también de 34×46 cm.
Para formatos más grandes, esta tecnología ya no tenía sentido, en parte debido a limitaciones físicas, haciendo que las máquinas de impresión cilíndricas fueran más adecuadas, como la igualmente famosa prensa de cilindro plano de Heidelberg, la KSBA (460×585 mm).
A lo largo de los años, la Minerva T experimentó mejoras, notablemente la creación de la guía lateral móvil, que permitía un registro de impresión perfecto.
La producción cesó en 1985. La impresión offset hizo que la tipografía quedara obsoleta, pero cientos de máquinas Minerva T todavía están en funcionamiento hoy en día, principalmente debido a su versatilidad. Muy pocas se usan para imprimir, siendo la mayoría utilizadas para troquelar, numerar y estampar en relieve.
La producción de la Minerva T comenzó en 1921, aunque fue presentada en 1914, con la producción retrasada debido a la Primera Guerra Mundial.
Aproximadamente 200,000 unidades se produjeron en todo el mundo entre 1921 y 1985. Miles de Minervas de Heidelberg todavía están instaladas en todo el mundo y continúan siendo un activo valioso para muchos impresores. En las imágenes, una de 1959 (Nuestra Guillermina Heidelberg GT) y otra de 1923.

